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Plaza de las tres culturas
Plaza de las tres culturas - Photo by Karl-Heinz Müller

Historia Ciudad de México

Presidentes de México: Benito Juárez 1858 - 1872

Con la mitad del territorio perdido, las arcas de la nación saqueadas por un dictador, la deuda externa hasta el tope y el ejército desmembrado, a mediados del siglo IXX México era un territorio desolador para sus habitantes y un botín fácil para la ambición imperialista internacional. Cuando Santa Anna perdió por fin la confianza de sus más ciegos seguidores y renunció a su 11mo término como presidente de México, un hombre llegó a poner orden en la casa.

Benito Juárez García nació Zapoteco puro en el pequeño pueblo de Guelatao, en las montañas de Oaxaca. Sus padres murieron cuando él tenía 3 años por lo que sus abuelos se hicieron cargo de él. Fue pastor de ovejas hasta los 12 años cuando, según cuentan, para evitar el regaño de su abuelo por haber perdido una, huyó a la ciudad de Oaxaca donde su hermana trabajaba al servicio de la familia Maza. Hasta ese momento Juárez sólo hablaba zapoteco y no sabía leer ni escribir.

Impresionado con la inteligencia del muchacho, un sacerdote franciscano lo instruyó y logró inscribirlo en el seminario para que continuara sus estudios. Contrariamente a lo que esperaba, Juárez mostró mayor interés por las leyes de los hombres que por las de Dios y se graduó como abogado en 1933. Comenzó entonces una exitosa carrera política que lo llevó a ocupar puestos como juez y gobernador de Oaxaca. En 1853 se autoexilió en los E.U. en franca actitud de rechazo a la dictadura de Santa Anna.

A su regresó en 1855, se organizó con los liberales del país para promulgar las Leyes de Reforma en las que limitaba el poder de la iglesia y el ejercito, expropiando los bienes en su poder. Con esto pretendía impulsar un estado capitalista cimentado en una sociedad civil moderna e industriosa, muy a pesar de las revueltas conservadoras. Electo presidente en 1860 declaró el cese del pago de la deuda externa y la respuesta de los acreedores no se hizo esperar.

Desde un puerto de Veracruz sitiado, Juárez negoció hábilmente con España e Inglaterra. Sin embargo Napoleón III tenía el propósito ulterior de contrarrestar el avance de los E.U. hacia el sur creando un Imperio en México, gobernado por una casa europea. Juárez y su ejército resistieron bien el primer embate, no así el segundo. Los franceses entraron victoriosos en la Cd. de México en 1863 obligando a Juárez a trasladar su capital a una carroza desde donde gobernaba, y que valerosamente recorrió los desiertos del norte resistiendo, organizando y promoviendo en contra del gobierno del emperador Maximiliano I.

Presidentes de México: Lázaro Cárdenas 1934 - 1940

Lázaro Cárdenas nació en Michoacán en una familia de clase media baja y desde los 16 años, tras la muerte de su padre, se convirtió en el único apoyo económico de su familia, lo que supuso dejar trunca su educación. No obstante, el joven Cárdenas aprovechó toda ocasión para prepararse y leer, historia sobre todo. Realizó muchos trabajos y quería ser maestro pero sus experiencias durante la Revolución lo animaron iniciar una carrera política a favor de la democracia.

Supo ganarse la confianza de Plutarco Elías Calles, quién hasta entonces gobernó tras bambalinas manipulando a los presidentes que le sucedieron. Para las elecciones de 1934 Calles ofreció todo su apoyo a la candidatura de Cárdenas, pensando que éste sería igualmente influenciable. Sin embargo, una vez que Cárdenas llegó a la silla presidencial, las diferencias no se hicieron esperar: Calles se opuso a las reformas propuestas por Cárdenas, como la unificación de los sindicatos.

En respuesta, Cárdenas se opuso abiertamente al estilo fascista y violento de Calles y ordenó su arresto junto con otros funcionarios corruptos. Calles fue enviado al exilio a Estados Unidos y Cárdenas pudo entonces poner en práctica un estado con verdadera vocación social. Las profundas reformas que realizó durante su gobierno no sólo hicieron que el pueblo lo admirara, sino que logró respeto por la figura presidencial y confianza en las autoridades gubernamentales.

Entre estas reformas se cuentan la reducción del salario del presidente a la mitad, la supresión de la pena capital, y el traslado de la residencia oficial del presidente de la república a Los Pinos, dejando espacio en el Castillo de Chapultepec para la creación del Museo Nacional de Historia. También fundó el Instituto Politécnico Nacional y durante la Guerra Civil española dio acogida a exiliados republicanos que huyeron del fascismo, abriendo así las puertas muchas personalidades que dejaron huella indeleble en la cultura mexicana.

Si bien se concluye que al integrar los sindicatos a la mecánica política nacional, Cárdenas sentó las bases para el peculiar sistema que prevaleció en México durante 70 años, se le recuerda, sobre todo, por la nacionalización del petróleo y los ferrocarriles, hecho que propició la entrada de un gran flujo de capital, logrando a mediano plazo lo que nadie había logrado en décadas: poner a México en el mapa del mundo moderno, en franca dirección al desarrollo integral como nación.

La Revolución Mexicana

Durante los 34 años de gobierno de Porfirio Díaz hubo varios golpes de estado que fueron fácilmente reducidos por el ejército. Para principios del siglo XX la oposición al régimen había logrado organizarse en los llamados Clubes Liberales, que subversivamente promovían movilizaciones obreras en compañías trasnacionales. En 1906 una huelga en una compañía minera en Cananea, Sonora, fue reprimida brutalmente por las armas.

A pesar de que la inconformidad era generalizada, ningún movimiento opositor llegó a buen término por la falta de sustento ideológico. No fue hasta 1906 cuando en Coahuila Francisco I. Madero, un educado burgués, fundó el Partido Antirreeleccionista evidenciando desde el nombre su firme postura en contra del Porfiriato. Tras ganar popularidad, Díaz lo mandó encarcelar acusándolo de alentar revueltas pero Madero logró escapar a los E.U. desde donde lanzó el Plan de San Luis.

En este plan Madero desconocía al reelecto presidente Díaz, convocaba a nuevas elecciones e incitaba al pueblo a levantarse en armas si fuera necesario. El Plan de San Luis y la recientemente descubierta conspiración en contra de Díaz en la cd. de Puebla, agitaron a la población y provocaron levantamientos entre los que destacan el de un indígena de nombre Emiliano Zapata en el estado de Morelos y el de un cuatrero de nombre Francisco Villa en el estado de Chihuahua.

En vista del descontento general, Díaz dejó el cargo en 1911 y se exilió en Francia hasta su muerte. Madero ganó las elecciones prácticamente sin oposición pero, quizás por su falta de experiencia política, varios errores le hicieron perder consenso rápidamente: conservó reductos porfiristas en su gabinete, aplazó la situación apremiante de campesinos y obreros por darle prioridad a la política interna, e insistió en el desarme de los rebeldes quienes no negociaron sin que se les ofrecieran garantías.

Un golpe de estado orquestado por dos porfiristas, el Jefe de la Armada Victoriano Huerta y el embajador de los E.U. terminó con el efímero gobierno de Madero, quién fue ejecutado en 1913. Con el apoyo de los terratenientes y el gobierno de los E.U., Victoriano Huerta tomó el poder y se convirtió en blanco de todas las guerrillas. Desde el norte, Venustiano Carranza organizó un ejército que abanderaba los clamores de los rebeldes y se lanzo al ataque en contra de Huerta.

La Pacificación

Villa, a la cabeza de su División del Norte, y Carranza con su ejército vencieron fácilmente al de Huerta, quién huyó al exilio. Ya en el poder, Carranza no quiso reconocer a la División del Norte como ejército ni a Villa como General por lo que éste se enemistó con aquél. Intentando someter a Villa, Carranza convocó a una convención nacional. Villa rompió relaciones con Carranza y junto con Emiliano Zapata tomó la Cd. de México.

Al reconocer en Carranza un gobernante más 'civilizado', el gobierno de los E.U. Inmediatamente cesó el suministro de armas a los hombres de Villa y prestó ayuda militar a Carranza. Éste, apoyado en el General Obregón, logró desmembrar a la poderosa División del Norte en la Batalla de Celaya. Como resultado del Congreso Nacional, el gobierno de Carranza redactó y promulgó una nueva Constitución en 1917, incluyendo los postulados de orden social de Revolución Mexicana.

Para fortuna y desgracia de Carranza, el General Obregón era un brillante estratega que no reparó en recursos para lograr pacificar al país y no solo logró deshacerse de Villa, también eliminó a Carranza para ocupar el poder en 1920. Obregón se desempeñó cómo un hábil político que creó sindicatos, puso en práctica una ingeniosa política social y sentó las bases institucionales de un partido que a la larga sería sinónimo de gobernabilidad.

En 1924 promovió una reforma constitucional reeleccionista que tuvo consecuencias fatales: Obregón fue asesinado. Le sucedió su Secretario de Gobernación, Plutarco Elías Calles, mediante una elección teatralizada que se volvería costumbre en el partido que crearía en 1929. Entre otras cosas, Calles creó el Banco de México y puso en práctica unas leyes redactadas dentro de la Constitución que limitaban las facultades jurídicas de los religiosos, lo que desencadenó la Guerra Cristera en 1926.

Estas leyes prohibían el culto fuera de los templos y a los sacerdotes les impedía poseer bienes raíces. Calles quería crear una iglesia nacional y romper con el Vaticano. Si bien no lo logró, su posición radical y unas declaraciones anticonstitucionalistas del arzobispo provocaron la ruptura entre el Estado y la Iglesia que estuvo vigente hasta 1992.

Miguel Hidalgo y Costilla

Con la contrarreforma y la inquisición en pleno ejercicio en el sur de Europa, a finales del siglo XVIII, la aduana de entrada a las colonias españolas era meticulosa. Aunque los españoles gozaban de cierta libertad de pensamiento, en las colonias estaba terminantemente prohibido, entre otras cosas, leer o poseer libros de la filosofía racionalista de Rousseau, Voltaire y otros instigadores de la Revolución Francesa.

Pese a todo, algunos escritos encontraron su camino hacia las ávidas mentes de algunos de los pocos novohispanos letrados, en parte gracias a que los sacerdotes estaban excentos de revisión. Uno de ellos fue el cura del pueblo de Dolores, Miguel Hidalgo, actualmente considerado prócer por haber iniciado la lucha armada que terminó con la declaración de Independencia de México.

Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mondarte Villaseñor, era criollo, es decir que era hijo de españoles pero nacido en tierras coloniales. En la sociedad novohispana ser criollo no era tan bueno como ser peninsular, pero no tan malo como ser mestizo o... indio. Quizás esta posición tan precaria frente a los derechos de los que gozaban los españoles natos, lo empujó a seguir las ideas revolucionarias europeas.

Aunque desde los 12 años se dedicó al estudio de la teología, su vocación sacerdotal siempre tuvo tintes liberales: cuestionaba abiertamente la abstinencia sexual del clero, por ejemplo. Aparte de filosofía también estudió latín, francés, purépecha, náhuatl y otomí y estaba convencido de la igualdad de todos los hombres. Antes de lanzarse a la lucha armada, se dedicó a enseñar artes y oficios a los indígenas.

Junto con otros criollos educados y con cargos politicos importantes, Miguel Hidalgo organizó una conspiración en contra del sometimiento a la corona de Napoleón I. La conspiración fue descubierta e Hidalgo tuvo que adelantar los planes. Con el lema '¡Viva la religión! ¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!¡Viva Fernando VI!¡Viva la América¡ y ¡muera el mal gobierno!' comenzó su lucha y en menos de un año reunió un ejército considerable de indígenas, mestizos y criollos.

Capturado por fuerzas realistas junto con otros líderes, después de ser excomulgado fue ejecutado en Chihuahua en julio de 1811.

Orígenes de los Aztecas

La palabra Aztlán puede ser la raíz del vocablo que identifica a los aztecas. Según fuentes como los Rollos Migratorios y los Códices Aztecas, Aztlán fue el sitio donde se hallaba Chicomostoc, o lugar de las 7 cuevas. Se trataba de un complejo de siete templos donde siete tribus de aztecas adoraban a Huitzilopochtli, el dios de la guerra. Estas tribus tenían una raíz común conocida como el pueblo nahuatlaca. La gente nahuatlaca era Xochimilca, Tlahuica, Acolhua, Tlaxcalteca, Tepaneca, Chalca y Mexica. Aparentemente, el adorar al Hutzilopochtli junto con la tiranía ejercida por la élite Mexica Chicomostoca en Aztlán, motivó a los aztecas a emigrar hacia el sur para encontrar la 'tierra prometida'. Ellos creían ser el 'pueblo elegido' por el dios de la guerra.

Durante su viaje, Huitzilopochtli, a través de sueños, reveló a los aztecas que eran guiados por el sacerdote Tenoch, el lugar donde debían establecerse; este sitio sería reconocido a través de la presencia de una isla donde un águila devoraría, sobre un cactus, a una serpiente.

No obstante, en esa época, el Valle de México no esta deshabitado. Diferentes culturas se habían establecido previamente en estas tierras, caracterizadas por la presencia de lagos. Algunas de estas culturas se asentaban en Chalco, Xochimilco, Tlacopan, Culhuacan y Azcapotzalco. Por ello, al llegar los aztecas, no tenían un sitio donde permanecer. De fuentes como el Códice Boturini, el Códice Aubin, así como de leyendas, se sabe que primero se establecieron, alredeor de 1248, en Chapultepec, una colina en la ribera occidental del Lago de Texcoco; y, más tarde, en 1299, en Tizapán.

La gente de Culhuacán permitió a los Aztecas asentarse y, como resultado, los Mexicas o Aztecas iniciaron la asimilación de la cultura de sus vecinos. Más tarde, dadas las crueles y fieras prácticas culturales de los aztecas, fueron expulsados y forzados a huir. En ese punto, se trasladaron al lago de Texcoco, donde finalmente encontraron el pequeño y pantanoso islote donde el águila sobre el nopal devoraba a una serpiente. De este modo, Tenochtitlan, la capital del Imperio Azteca, empezó a ser construida.

Durante los primeros años de Tenochtitlan, los recursos estaban limitados y los vecinos sufrían incomodidaes por la nueva presencia. Pero la época de comer serpientes y sabandijas estaba por terminar conforme los aztecas desarrollaron la agricultura mediante sistemas llamados chinampas; que fueron muy eficaces. Construían chozas de lodo y templos con piedra de tezontle. Para la segunda mitad del siglo 14, los aztecas iniciaron un crecimiento en su poderío militar dejando fluir su espíritu guerrero. Así, atacaron y subordinaron a sus vecinos.

Los tributos, los pagos y los prisioneros de guerra llevados a sacrificio eran prácticas comunes que contribuyeron a la expansión y las fuerza del Imperio Azteca. El odio era un sentimiento común entre las ciudades vecinas. Gradualmente, el imperio iba tomando forma.

Después de Tenoch, Acamapichtli gobernó hasta el año 1395 y sería sucedido por Huitzilihuitl. Diez tlatoanis o reyes más gobernaron Tenochtitlan desde entonces durante la existencia del imperio. Moctezuma II, también conocido como Moctezuma Xocoyotzin, era el emperador a la llegada de los conquistadores encabezados por Cortés en 1519. Después Cuitlahuac, su hermano menor, se convirtió en el tlatoani. Sin embargo, Cuauhtemoc fue el último emperador azteca.

La Civilización Azteca

Durante el siglo 13, los aztecas encontraron un pequeño islote en el lago de Texcoco en el que se establecieron. Así empezaron a aprender el conocimiento de otras culturas que vivían en los alrededores desde hacía ya mucho tiempo. El espíritu mercenario de los aztecas se volvió conocido. Guerreros aztecas solían rentarse para participar en las guerras tribales. Así se expandió su influencia y control sobre cada civilización desde el centro de México hasta la actual centroamérica.

La civilización azteca tuvo rutas comerciales que cubrían su área de influencia. Fueron también constructores hábiles y Tenoctitlan albergó a más de 120 mil habitantes en la cúspide de su desarrollo. Algunos historiadores creen que incluyendo las áreas circunvecinas del lago y las pequeñas caletas, la población pudo haber alcanzado más de 500 mil personas. Esto la conviertió en la ciudad más grande del mundo a finales del siglo 15.

Los aztecas estaban en constante guerra con sus vecinos para satisfacer sus necesidades de expansión y tomar prisioneros. Estos eran convertidos en esclavos y también sacrificados. Los Aztecas llevaron el sacrificio humano a nuevas alturas. Para la consagración del Templo Mayor de Tenochtitlan en 1487, se considera que los aztecas sacrificaron cerca de 8 0mil prisioneros en el transcurso de sólo 4 días.

En 1376, después de que iniciara la emigración desde Aztlán, los aztecas nombraron como su primer rey o 'tlatoani' a Acampichtli. Acamapichtli fue un hombre que estaba emparentado con los últimos gobernantes de Culhuacan. Su sangre se vinculaba, según se sabe, a Quetzalcoatl, el antiguo gobernante tolteca que había sido adorado por culturas mesoamericanas previas. De este modo, los aztecas podían ser relacionados con los toltecas. Después, iniciaron alianzas con poderosos vecinos como Texcoco y Tacuba, creando lo que fue conocido como la Triple Alianza.

En 1521 los españoles, guiados por Hernán Cortés, derrotaron a los aztecas y ocuparon Tenochtitlan. Varias razones para la caída del imperio deben ser consideradas, pero la viruela, traída por los españoles, fue con seguridad una de las más relevantes. Se estima que la población indígena antes de la conquista era de 15 millones de personas; para 1550, la población calculada era de 4 millones y, en 1561, decreció hasta por debajo de los 2 millones.

La mayor parte de los edificios de Tenochtitlan fueron destruidos por los españoles; pero todavía se puede visita el Templo Mayor en la ciudad de México, que se levantaba 60 metros. También hay muchos pequeños templos en los alrededores y hoy en día existe un interesante museo que debe ser visitado.

Moctezuma II y los Aztecas

Motecuhzoma, en la pronunciación nahua original, era llamado Xocoyotzin 'el pequeño' y fue educado como sacerdote. Se dice que era tímido y no quería ser Huey Tlatoani. Cuando fue elegido huyó, pero lo encontraron más tarde barriendo las hojas del templo. Al asumir el cargo ordenó una serie de decretos modificando el protocolo de la corte para evitar el contacto con la gente. Algunos registros lo describen como arrogante y desdeñoso, otros como taciturno e indeciso.

El papel que Moctezuma jugó en la historia es controvertido. Por un lado tenía a los sacerdotes quienes auguraban una inminente caída del imperio, por otro la corte lo instaba a iniciar el combate. Para algunos historiadores su carácter es fundamentalmente cobarde. Como haya sido, su tarea no era nada sencilla: enfrentar a unos completos desconocidos, considerados dioses por si fuera poco. Aún con todo el miedo que pudo haber tenido (¿y quién no?), un día Cortés y Moctezuma se encontraron en la Calzada de Iztapalapa y se dieron la mano como grandes amigos.

Bernal Díaz del Castillo, soldado de Cortés, describe con lujo de detalle el palacio, la corte y la persona de Moctezuma. En todo su relato no se percibe menos que admiración por la exquisitez y majestuosidad de lo que vio. Dice Díaz del Castillo que a Moctezuma no se le debía ver directamente a los ojos y que la cabeza de quién estuviera enfrente debía estar debajo de la suya. Tomaba sus alimentos apartado, detrás de velos, donde cuatro mujeres le servían de hasta 300 platillos, lo que escogiera.

Díaz del Castillo cuenta maravillas acerca del palacio de Moctezuma, como la existencia de jardín botánico y un zoológico donde podían admirarse especies traídas de todo el imperio. También da cuenta de la riqueza de los adornos y las decoraciones, de su gran tamaño y de su emplazamiento en el centro, frente al Templo Mayor.

Pese a lo que se pudiera imaginar, Moctezuma murió humillado a manos de su propia gente, desesperada por la pasividad que mostró ante el saqueo de los españoles. Por el contrario, su prole fue bien recibida en la corte española donde hoy sus descendientes directos llevan el título de los Condes de Miravalle.

Hernán Cortés

A finales del siglo XV, bajo la corona de Carlos V España era un pujante reino cuyos habitantes gozaban de un flamante nacionalismo, al haber logrado la reconquista completa de su territorio de manos de sultanes árabes. Aunque se encontraba en pleno tránsito de la Edad Media al Renacimiento, la sociedad española de aquella época había concebido una especie de 'clase media', conformada por exvasallos feudales a quienes los reyes habían otorgado privilegios, incluído el título seminoble de Hidalgo, por habitar y proteger áreas reciéntemente reconquistadas.

En el seno de una de estas familias de Medellin, Extremadura nació Hernán Cortés. De su infancia y juventud poco se sabe, sólo que el padre lo envió a a instruírse Salamanca, donde permaneció dos años. Inspirado por las constantes y ricas noticias del Nuevo Mundo, se hizo a la mar para vivir primero en La Española donde llegó a ser escribano. Más tarde, el gobernador de Cuba lo llamó a ser el primer alcalde de la ciudad de Santiago de Cuba.

Aunque nunca llegó a ser de la plena confianza de Velázquez, Cortés contrajo matrimonio con la cuñada de aquél, Catalina Suárez de Marcaída; y lo puso al mando de la tercera expedición a las tierras del oeste. Cuando Velázquez se arrepintió del nombramiento, Cortés apresuró la partida y salió casi sin provisiones, aunque si con 518 infantes, 16 jinetes, 13 escopeteros, 32 ballesteros, 110 marineros y unos 200 indios y negros de auxiliares de la tropa, 32 caballos y 10 cañones de bronce en 11 naves.

Sin saberlo, Cortés iba en camino a protagonizar, junto con Moctezuma y otros Emperadores nahuas, uno de los episodios más épicos y trascendentales de la historia universal: la llamada Conquista de México. Para España significó no sólo el dominio casi total de una tierra vasta y rica, sino también la entrada al Océano Pacífico y el tan ansiado comercio con Oriente. Pero más allá, para el mundo significó el encuentro y surgimiento de las más diversas culturas.

El emperador otorgó a Cortés el título de Gobernador de las tierras conquistadas y más tarde el de Marqués del Valle de Oaxaca, que nunca llegó a ejercer, como retribución por su servicio a la corona. Sin embargo, su vida posterior se vio manchada por especulaciones acerca de su administración durante el proceso de conquista, acusaciones de crueldad en su trato a los indios y la extraña muerte de su primera esposa.

Pese a su posición sombría en la Historia de México, no se puede negar que Cortés fue un hombre de su época que nunca dejó de explorar y expandir el horizonte español.

Dibujando las Fronteras de México

La inestable situación de la corona española alrededor de 1820 propició que algunos realistas en la Nueva España reconsideraran su posición ante la guerra civil en la Nueva España. Agustín de Iturbide, al mando de un copioso ejército anteriormente realista, persuadió a los rebeldes para unírseles y consumar de una vez por todas la independencia de México, con un proyecto conservador que contemplaba la creación de una monarquía criolla.

Tras la victoria del llamado Ejército Trigarante sobre las fuerzas realistas españolas, México se convirtió en un imperio que abarcaba desde lo que hoy es Costa Rica hasta el estado de Oregon por el noroeste y el estado de Oklahoma por el noreste, gobernado por el emperador Agustín I. Un año después el Emperador abdicó cediendo a los reclamos de los liberales que pedían la creación de una república. Los liberales entonces decidieron que las provincias de Centroamérica eran libres de elegir su destino y éstas decidieron independizarse de México en 1824.

Por el contrario, los territorios del norte constituían una vasta tierra inhóspita, poblada acaso por 'bárbaros', por lo que los primeros presidentes promovieron el asentamiento de colonos estadounidenses en la provincia de Tejas. Algunas situaciones como la lejanía de la capital de la provincia (Saltillo) y el envío de exconvictos como colonos, provocaron el descontento de los nuevos Tejanos.

Finalmente cuando el temperamental presidente Santa Anna se declaró vitalicio y conservador, varias provincias declararon su independencia. Santa Anna emprende la guerra pero con gran parte del país en revuelta los colonos tejanos vencen fácilmente. El gobierno mexicano nunca reconoció su independencia por lo que en 1845 cuando los E.U. anexaron Tejas a su territorio, Santa Anna declaró la guerra a los EU.

La guerra duró dos años y terminó con la victoria de los E.U. sobre el desorganizado y desmembrado ejército mexicano al mando de Santa Anna. El presidente James Polk de los E.U autorizó el desplazamiento la frontera tejana del Río Nueces al Río Bravo y anexó los territorios del norte, que incluyen lo que hoy es Nuevo México, Arizona, California, Nevada, Utah, y parte de Oregon, Idaho, Wyoming y Colorado, como indemnización de guerra.

Sacrificios para el Dios Azteca Huitzilopochtli

Los aztecas practicaban el sacrificio de hombres, mujeres y niños en diferentes rituales. La mayor parte de los sacrificados eran prisioneros de guerra capturados durante alguna de las famosas Guerras Floridas. La manera más común de practicarla era la extracción del corazón palpitante de un cuerpo vivo; sin embargo, este ritual estaba reservado únicamente para Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra.

¿Quién era este dios con tanta sed de sangre? Se sabe que era una deidad menor antes de que los aztecas se establecieran en el Valle de México. Una vez fundada la Gran Tenochtitlan uno de sus sacerdotes se abocó a reformar la religión sincretizándola con la del los pueblos circundantes, de tradficiones más antiguas. Junto con Tlaloc, dios de la lluvia de reciente adopción, Huitzilopochtli adquirió entonces el rango más importante.

Su nombre significa 'la izquierda del colibrí'. En la cosmogonía mesoamericana, el colibrí representa la fuerza de voluntad; el lado izquierdo corresponde al punto cardinal sur y a los colores del día azul y amarillo. Por lo tanto, Hutzilopochtli era el dios voluntarioso que moraba en el sur y como señor de la luz luchaba constante mente con la oscuridad.

Según la leyenda, su madre Coatlicue (la tierra) lo engendró cuando tocó una bola de plumas. La hermana mayor, Coyolxauhqui (la luna), creyendo que su madre había concebido de manera impura, organizó a sus hermanas las estrellas para matarla. Huitzilopochtli nace entonces, la decapita y desmembra a Coyolxauhqui y la recluye junto con las estrellas en el reino de la noche.

Los aztecas creían que cada tarde al ponerse el sol, la escena anterior ocurría una y otra vez. Así, era absolutamente necesario que un promedio de 60 prisioneros de guerra fueran sacrificados cada tarde. La sangre, específicamente del corazón,proveían al sol la fuerza y el valor para atravesar el abismo nocturno; para retronar victorioso al siguiente día. Otro ritual anual, curiosamente coinciente con la Navidad, se usaba para activar el ciclo estacional. Y uno más, cada 52 años permitía renovar el orden de las cosas.

Un día de 1521, al salir el sol, el poderoso Imperio Azteca había sucumbido; era el final de uno de esos periodos o ciclos de 52 años.

José María Morelos y Pavón

Después de tomar las ciudades de Guanajuato, Celaya y Valladolid, Hidalgo y su cándido pero numeroso ejército tomaron un descanso en la ciudad de Charo, en octubre de 1810. Más tarde Cuando se disponía a partir, un sacerdote mestizo se acercó a Hidalgo para manifestarle simpatía por su causa y el deseo de unírse a la lucha. Entonces Hidalgo le encomendó reunir un ejército por el sur y tomar el puerto de Acapulco con el fin de detener el comercio con Asia, uno de los principales recursos económicos de España.

Unos meses más tarde Hidalgo fue capturado y fusilado por las fuerzas Realistas. Aunque insipiente, la causa independiente habría decaído totalmente de no ser por aquel sacerdote de Valladolid, quién después del encuentro reunió un ejército de indígenas, negros y mulatos con el que logró controlar los territorios que ahora ocupan los estados de Michoacán, Morelos, Puebla, Oaxaca, Guerrero y Veracruz. Se trataba de José María Morelos y Pavón y bajo su mando la lucha insurgente alcanzó su etapa más certera.

Huérfano de padre desde los 14 años, Morelos tuvo que trabajar en la hacienda de su tío para sostener a su madre. Sin embargo, en sus ratos libres se dedicó con ahinco a estudiar gramática, latín y español de manera autodidacta. Aunque nunca se casó ya tenía tres hijos cuando fue ordenado sacerdote católico en 1797, a los 32 años. Mucho se especula acerca de su ascendencia negra o indígena; lo que es seguro es que su condición mestiza le valió la simpatía de las masas y fue determinante para perfilar sus ideales independentistas.

En un discurso pronunciado en Oaxaca se opuso abiertamente a la esclavitud; declaró que los nacidos en América debrían verse los unos a los otros como iguales y como legitimos dueños de la tierra donde nacieron. Más tarde escribió Los Sentimientos de la Nación, una declaración de principios que entregó al Congreso Nacional de Chilpancingo en 1813 y sobre la que se fundamentó la moral y la política durante los arduos años que siguieron. El congreso le otorgó títulos como 'Alteza' y 'Generalisimo' que Morelos rechazó autonombrándose humildemente 'Siervo de la Nación'.

Fue capturado en su tierra y fusilado como traidor por los realistas al norte de la Ciudad de México en 1815. Le sucedió el general Vicente Guerrero al mando de la rebelión. Se le honra en los nombres de la ciudad de Morelia (antes Valladolid), el estado de Morelos e incluso en el nombre de un barco estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial: el SS Jose M. Morelos.

La Caída del Imperio Azteca, Historia

En ese año, unas 38 provincias estaban bajo el dominio de Tenochtitlan. Pagos, tributos y sacrificios humanos eran eventos obligatorios que los pueblos subordinados debían experimentar con el fin de mantener la grandeza y el dominio de la ciudad-estado. Por ello, los aztecas eran odiados por sus vecinos y otras culturas bajo su yugo. De este modo, no sorprende que Cortés pudiera aliarse con pueblos como el tlaxcalteca en su camino hacia Tenochtitlan para vencer a los aztecas.

Diferentes factores contribuyeron a la caída del imperio y, a la vez, a la conquista española. De acuerdo con sus creencias, los aztecas sabían que la era llamada del Quinto Sol estaba por llegar y un signo de ello sería la presencia de un dios. Moctezuma II, el gobernante de esa época, vio en Cortés la presencia de ese ominoso dios y la interpretó como la proximidad del fin. Por otra parte, la codicia de los españoles era inmensa y se incrementó sin cesar cuando vieron el oro al alcance de la mano. El catolicismo y el militarismo reemplazaron la cosmogonía azteca a través de la espada y la cruz. Más aún, si la codicia motivó a Cortés y a sus hombres, enfermedades como la viruela, traída por los europeos, ayudó a la misión matando miles de nativos.

En 1519 Cortés, enviado por el gobernador de Cuba, Velázquez, llegó cerca de la 'Villa Rica de la Veracruz' y se anunció como el comandante supremo. Con 400 soldados y 15 caballos, Cortés fue recibido por Moctezuma quien le dio la bienvenida e incluso le asignó una intérprete, una mujer llamada Malintzin. Cuando los aztecas se percataron de que Cortés no era un dios, lo trataron con respeto y le obsequiaron oro y tesoros. Por ello, Cortés tomó a Moctezuma como rehén y demandó más riqueza.

Los soldados españoles permanecieron en la ciudad sin que la gente se opusiera a ellos por espacio de 6 meses. Sin embargo, durante la ausencia de Cortés, el oficial español Pedro de Alvarado masacró a unos 200 aztecas pertenecientes a la nobleza que se había reunido para celebrar una ceremonia. Los aztecas se defendieron para expulsar a los españoles de Tenochtitlan y muchos de ellos murieron ahogados en los canales que rodeaban la ciudad, junto con sus pesadas cargas de oro recién saqueadas. Moctezuma murió en esas batallas y Cuitlahuac, su hermano menor, lo sucedería. Sien embargo, Cuitlahuac sólo gobernó unos cuantos meses pues moriría de viruela. Cuauhtemoc, sobrino de Moctezuma, fue nombrado emperador entonces.

Los españoles recularon para reunir fuerza y aliados y regresaron a Tenochtitlan para sitiarla. Finalemente, el 13 de agosto de 1521, después de meses de batallas inequitativas, concluyó la caída de Tenochtitlan. Las armas españolas que incluían hierro, pólvora y caballos, desconocidos hasta entonces por los aztecas, así como la determinación de los pueblos aliados a los conquistadores que vivían bajo el dominio azteca, fueron factores cruciales para la caída de la ciudad.

El Imperio Azteca había sido destruido. Las ruinas de Tenochtitlan fueron la base sobre la que los españoles construyeron una nueva colonia. Hoy en día, la catedral de la ciudad de México se levanta sobre las ruinas de un templo azteca y el Palacio Nacional ocupa la superficie de lo que una vez fuera el palacio de Moctezuma. La grandeza de esta civilización influyó notoriamente en el desarrollo de México. La agricultura, la arquitectura, la religión, la astronomía, el comercio y la artesanía fueron sólo algunos campos en los cuales los aztecas sobresalieron.

Extensamente documentado, el fin de la civilización azteca marcó también el final de las civilizaciones mesoamericanas. Por ello, la formación de una nueva raza estaba por comenzar. Una colonia española, la Nueva España y después, una nueva nación, México, florecieron como resultado del choque entre dos mundos, Europa y Mesoamérica.

Conquista de México

Por otro lado, después de las expediciones de Hernández de Córdoba y de Grijalva por la península de Yucatán y las costas del golfo, había suficientes motivos para envíar una tercera expedición preparada para la invasión y el saqueo. Hernán Cortés y sus hombres tuvieron enfrentamientos con una cultura Maya en decadencia que rindió pocos frutos y mucha resistencia. Por el contrario, al ser derrotados los caciques de Tabasco evidenciaron en sus tributos una fuente exquisita y abundante de tesoros.

Cuando los españoles preguntaron el origen de tales riquezas, los indígenas señalaron hacia el oeste. Gracias a uno de los regalos, la esclava Malinche que hablaba tanto maya como nahua, Hernán Cortés se enteró no sólo de la existencia de un rico y poderoso imperio, sino de la cantidad de enemigos que tenía debido a sus métodos de conquista y dominio. Mientras tanto, la noticia de la llegada de hombres barbados en casas flotantes llegó rápidamente al emperador Moctezuma.

El Emperador envió una embajada al encuentro de los españoles en Veracruz, con la tarea fundamental de persuadirlos para que regresaran al este. Las historias de lo aguerridas y crueles que eran las huestes aztecas lograron sembrar el miedo entre los hombres de Cortés (dicen que incluso quemó las naves para evitar el regreso de algunos cobardes a Cuba). Sin embargo, los ánimos se elevaron al ver los regalos que el la embajada trajo.

En la campaña hacia la capital, Cortés hábilmente se dedicó a establecer alianzas secretas con los pueblos inconformes. El más numeroso e importante en la estrategia fue el Tlaxcalteca, que recientemente había logrado librarse del yugo azteca pero se encontraba aislado en medio del imperio, en una especie de embargo. A pesar del alegado mensaje de paz por parte del emperador Carlos V, muchas embajadas más intentaron detener el avance de Cortés hacia la Gran Tenochtitlan.

Tenochtitlan entera era en si misma una fortaleza difícil de vulnerar, y aunque muchos días de aparente calma pasaron, la tensión crecía entre la población Nahua mientras los españoles tramaban el saqueo de la ciudad. La revuelta fue incontenible, en el primer combate los nahuas salieron victoriosos y los españoles huyeron por el norte hacia Tlaxcala, donde remembraron su ejército. En el segundo ataque encontraron una ciudad asediada por la viruela y el hambre. La caída fue súbita.

Independencia de Mexico

Al cabo de casi tres siglos de colonialismo, los vientos de libertad comenzaron a soplar en América a finales del siglo XVIII con la guerra de Independencia de los Estados Unidos. Inspirados por la filosofía de La Ilustración, que más tarde desencadenaría la Revolución Francesa, y provocados por el absolutismo imperial europeo, los colonos norteamericanos se enfrentaron a la corona británica y se alzaron con la victoria en 1783.

Después de la Revolución Francesa, para el mundo y en especial para Simón Bolívar, fue una decepción enterarse de las ambiciones imperialistas de Napoleón. En 1806 Napoleón invade España en su afán por terminar con la dinastía de los Borbones. Acto seguido: Bolívar comienza una campaña independentista en Venezuela. Por otro lado Inglaterra aprovecha la ocasión e intenta ocupar La Plata (ahora Argentina) dos veces, en 1806 y 1807.

Al lograr expulasar a los invasores sin gran ayuda de la usurpada corona española, los platenses lograron concebirse como una nación independiente y el General San Martín comienza otra campaña independentista desde el sur. Para más o menos 1820 juntos, Bolìvar y San Martín, habían logrado la independencia de las colonias españolas en América del Sur.

En México la rebelión comenzó únicamente como una manifestación de rechazo a la invasión napoleónica, sin embargo poco a poco fue adquiriendo tintes revolucionarios que proclamaban el surgimiento de una nueva nación. Entre los letrados criollos había una discusión sobre en quién recaía la soberanía si la metropoli era invadida, y antes de la de 1810 varias conspiraciones con diversas propuestas fueron disueltas.

Los conspiradores de Querétaro, comandados por Miguel Hidalgo y Costilla, proponían en todo caso mantener lealtad a la corona de Fernando VII, la creación de un gobierno soberano novohispano y desconocer al virrey en turno. Al ser descubiertos adelantaron sus planes: Miguel Hidalgo instó a la población indígena y criolla a levantarse en armas la madrugada del 16 de Septiembre.

La lucha fue larga y no fue sino hasta 1815 con José María Morelos al frente, que la guerra tomó rumbo hacia la creación de una nación independiente. Sin embargo faltaba saber bajo que tipo de gobierno prosperaría dicha nación. Sin haber expulsado a los relistas españoles todavía, los conservadores y liberales comanzaron a intercambiar fuego. Cuando los principales líderes liberales murieron los ánimos decayeron pero el ímpetu de Iturbide, un conservador, cristalizó el sueño en agosto de 1821.

La Serpiente Emplumada Quetzalcoatl

Después de varias batallas para poder permanecer cerca del agua y beneficiarse de ella, los aztecas obtuvieron finalmente el permiso de establecerse en un islote infestado de serpientes, donde eventualmete fundaron su ciudad: Tenochtitlan. Desde entonces los aztecas hábilmente adoptaron una actitud receptiva hacia estos pueblos. Aprendieron sus usos y costumbres, lo que a la larga les valió erigirse como imperio dominando a sus vecinos por medio de la guerra.

Dentro de todo el bagaje cultural que adquirieron se encontraba una sofisticada religión cuya figura central era Quetzalcóatl, que significa serpiente emplumada. Para los mesoamericanos el quetzal representaba lo divino y la serpiente lo terrenal, por lo que se deduce que la figura de Quetzalcoatl constituía una especie de conexión entre los dos mundos.

Para cuando los aztecas conocieron el culto a este dios, Quetzalcoatl era una deidad muy compleja que ya había sufrido varias modificaciones y adiciones. El origen de su culto es incierto y remoto pero es claro que los teotihuacanos lo tenían como dios secundario en su panteón 200 años antes de Cristo. Su imagen evolucionó hasta ser un dios principal y hacia el año 700 d.C., los reyes de Xochicalco ya gobernaban en su nombre. Las gestas heróicas de uno de ellos en particular, Topiltzin, vinieron a sazonar el mito con cierta épica.

A Quetzalcoatl se le asocia con el Este, el color blanco, la estrella de la mañana (Venus) y también con los vientos que producen lluvia. Se le atribuye la creación del Quinto Sol o la quinta civilización, así como haber enseñado a los hombres la agricultura, la ciencia y las artes. Era ante todo un ejemplo de pureza, rectitud y nobleza, que al no soportar la vergüenza de haberse embriagado por medio de un engaño, se autodesterró.

Quizá lo que indujo a los aztecas a prestar minuciosa atención a esta deidad tan importante que prohibía sacrificios humanos, fue la leyenda de que prometió regresar un día a recobrar el territorio que a ellos tanto trabajo les costó conquistar. A la llegada de los españoles blancos encabezados por Cortés, su presencia fue malinterpretada como el retorno de Quetzalcoatl. Esto contribuyó a una actitud perpleja e ininteligible de los aztecas hacia los recién desembarcados.

Pancho Villa

Doroteo Arango nació en un pueblo del estado de Durango. Creció de forma burda y con poca educación, y desde pequeño trabajó para ayudar a la manutención de su familia. De adolescente fue a trabajar a Chihuahua pero regresó pronto a enfrentar al hijo de un hacendado que había abusado de su hermana. Después de matarlo huyó a las montañas donde, según cuentan, casi muere de hambre. Poco tiempo después se unió a un grupo de bandidos, Los Dorados, del que llegó a ser lider.

No se sabe con seguridad de donde tomó el nombre de Francisco Villa, pero Doroteo Arango lo comenzó a usar como un alias en sus incursiones a la civilización. Sus ataques y saqueos se circunscribían a las haciendas por razones muy personales pero al enterarse de la posición política de Madero frente al sistema, no tardó en reunir a sus hombres para unirse a la causa rebelde. Villa combatió en contra del ejército porfirista al lado del General Huerta, quién lo veía como un contrincante feroz para sus propias ambiciones.

Huerta acusó a Villa de haber robado un caballo y lo sentenció al cadalso. Pese a su apoyo, a Madero le fue imposible exonerarlo debido a su fama ya que la acusación venía de un alto mando del ejército, así que sólo le otorgó un castigo menor: lo encarceló. Villa aprovechó su tiempo en prisión para aprender a leer y escribir, y más tarde escapó. Villa se considero doblemente traicionado por Madero al ver que su gobierno no era eficaz en el campo así que retiró totalmente su apoyo.

Durante el transcurso de la Revolución Mexicana, Villa se caracterizó por su carácter visceral y no ser leal más que a si mismo. Así, apoyó el golpe de Carranza en contra de Huerta pero pronto retiró su apoyo a Carranza como este no cumpliera con sus peticiones. Además, en represalia al apoyo financiero y militar de los E.U. al gobierno de Carranza, Villa realizó el tristemente famoso ataque a la ciudad de Columbus, Nuevo México. Desde entonces Villa fue perseguido desde el sur y el norte.

El General Obregón que lo atacó durante el gobierno de Carranza, ocupó la silla presidencial en 1920 y de inmediato se dio a la tarea de deshacerse del bandido. Lo logró: Villa murió de 47 balazos en una emboscada llevándose a la tumba el secreto del enorme botín acumulado durante toda su vida, escondido en la Sierra Madre. Aunque algunos lo consideran la figura más importante de la Revolución Mexicana, y otros un ridículo bandido sin escrúpulos, lo cierto es que no hay figura más legendaria y controvertida en la historia de México que Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa.

El Porfiriato

¿Quién iba a imaginar que dentro de las muy leales y liberales filas del ejército juarista se encontraba un dictador en ciernes? El controvertido Porfirio Díaz fue durante su juventud un importante activista que se oponía a la dictadura de Santa Anna, y que se enlistó en el ejército juarista durante la Guerra de Reforma en la ocupación de Oaxaca. Su carrera militar fue vertiginosa y en la famosa batalla del 5 de mayo en Puebla, como Brigadier General, fue capturado por la armada francesa pero logró escapar.

Sus hazañas militares no pasaron desapercibidas ni para Juárez ni para Maximiliano. Ambos le ofrecieron cargos de alto rango que el rechazó, aceptando sólo el de Comandante del Ejército Central por la causa republicana. Una vez instaurada la república, Juárez y Díaz contiendieron por la presidencia en las elecciones de 1867 y 1870. Díaz perdió en ambas ocasiones, sin embargo en las de 1870 acusó a Juárez de fraude y le declaró la guerra.

Al morir Juárez, Díaz aceptó el interinato de Lerdo de Tejada con renuencia y se retiró de la vida política aunque mantuvo gran influencia en el ejército. Más tarde regresó como diputado por Veracruz y cuando Lerdo de Tejada intentó reelegirse, Díaz tomó las armas y se alzó con la victoria en 1876. Desde entonces a través de elecciones donde la oposición era intimidada o prácticamente inexistente, y exceptuando un breve periodo durante el que un militar amigo suyo gobernó por él, Díaz ganó las elecciones constantemente durante 34 años.

Díaz creó un gabinete al que llamó 'los cientificos' porque se apoyaban en la filosofía política positivista. Así, durante su gobierno la prioridad fue el desarrollo rápido de una economía comercial industrializada y la creación de una clase proletaria probadamente capaz de soportar tal desarrollo. A pesar de tener tintes progresistas, esto significó que se prefiriera importar mano de obra europea calificada antes que educar a los nativos, a los que de hecho se optó por exterminar poco a poco.

México parecía estar viviendo una época de progreso y orden, donde la dependencia de los E.U. era casi nula. Incongruentemente Díaz apoyó la existencia de las arcaicas haciendas (como único reducto de una clase alta educada mexicana) y la explotación de los trabajadores, censurando a traves del ejército cualquier clase de disidencia. El Porfiriato es recordado como uno de los episodios más negros de la Historia de México.

Emiliano Zapata

Una acción recurrente durante el gobierno de Porfirio Díaz era la expropiación de tierras comunales por parte de gobiernos locales. Los indígenas no tenían ni voz ni voto y simplemente eran desplazados. Un buen día en Anenecuilco, Morelos, uno de ellos comenzó a estudiar documentos que databan desde la época de la Independencia y la Reforma para enterarse del derecho de los pueblos a poseer y beneficiarse de la tierra donde nacieron.

Emiliano Zapata tenía una clara posición que se describe en una sencilla frase: ¡Tierra y Libertad!. Con ella y un pequeño grupo de hombres tomó por la fuerza sus tierras legítimas en 1910 y después de concertar alianzas con Madero a través de un mensajero, se lanzó a la lucha armada en contra de Porfirio Díaz. Combatió fuertemente desde el sur y apoyó la entrada de Madero al poder pero se decepcionó poco después cuando sus petición fue ignorada.

Si bien Zapata exigía la devolución de las tierras expropiadas, su petición también incluía la puesta en práctica de usos y costumbres ancestrales en los que la tierra es propiedad comunal, o sea la desaparición de la propiedad privada. Esta idea resultó inoperante o incongruente con el modelo capitalista de los gobiernos que sucedieron a Díaz, por lo que Zapata se negó terminantemente a deponer las armas.

En la redacción de la Constitución de 1917, Carranza promulgó la ley donde se crea la forma jurídica del Ejido, una interpretación moderna de los principios por los que pugnaba Zapata, aunque no es sino hasta 1934, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, que se comenzó a llevar a cabo. Aun así las diferencias entre Carranza y Zapata fueron irreconciliables. En 1919 Zapata asistió a una cita con un general de Carranza que le proponía una alianza, pero se trataba de una emboscada donde Zapata fue asesinado. Rápidamente corrió la noticia de su muerte y poco después la negación de la misma.

La gente en los pueblos dice hasta nuestros días ¡Zapata no ha muerto!, ¡Zapata vive!... tanto asi que el movimiento del subcomandante Marcos en Chiapas, en 1994, abanderó los estatutos, la efigie y hasta el nombre de Zapata para reclamar un lugar digno para los indígenas en un mundo globalizado.