Cultura Mérida, México
Temazcal - El Vientre de la Madre Tierra
A lo largo de la historia el baño de vapor ha estado presente en diversas culturas en todo el mundo. En todas siempre ha tenido un significado ritual y terapéutico, sin embargo el caso de Mesoamérica llama la atención porque que es un ritual de aseo diario como tratamiento preventivo.
En la tradición mesoamericana, es la abuela como miembro más experimentado de la familia en cuanto a herbolaria, la encargada de preparar el recinto y las hierbas para llevar a cabo el baño diario de toda la familia. El ritual entero se relaciona con la diosa abuela de los dioses, patrona de los curanderos, el inframundo, la luna, el parto y la renovación. Por eso la estructura suele representar un vientre encinta.
Hay temazcales construidos totalmente en piedra o ladrillo, sin embargo los más tradicionales son los hechos de adobe o barro adosado a petates que cubren un entramado de madera. La entrada está siempre orientada al este, en el lado opuesto hay una pequeña pared de piedras volcánicas calentadas por un fogón de leña que está justo detrás. Durante el ritual el guía rocía las piedras con agua para producir vapor.
El ritual se realiza en grupo. Una vez que empiezan a sudar, los participantes se ayudan con manojos de diversas hierbas medicinales para hacer circular el vapor, darse masajes y se tallan con una piedra de río. Para terminar, se introducen bandejas de agua fría para enjuagar el sudor. Todos salen bien cubiertos del recinto y se dirigen a una habitación contigua para relajarse.
Cuando llegaron los españoles al Nuevo Mundo esta práctica estaba bien extendida por todo el territorio mesoamericano. Sin embargo, los recién llegados no la vieron con buenos ojos al ser un ritual en donde participaban hombres y mujeres juntos con muy poca ropa. Para finales de la época colonial el ritual del temazcal estaba casi extinto pero ha resurgido con fuerza en los años recientes.
Influencia Arabe en la Cocina Yucateca
¿Cuál fue la odisea que tuvo que atravesar el kibbi para venir desde Medio Oriente a pasearse dentro de cajas de cristal, sobre los hombros o detrás de las bicicletas de hombres y mujeres en todos los rincones de la península de Yucatán? Pues resulta que el kibbi es una de muchas recetas que introdujeron los árabes, inmigrantes libaneses y palestinos específicamente, en las cocinas yucatecas.
El tabule se presenta con el nombre de ensalada árabe y con sus justas adiciones, como el pepino y la naranja agria. La salsa xni-pec, típicamente yucateca, tiene su origen en la preparación del tabule. Se usa la acelga para sustituir a la hoja de parra en los taquitos árabes. El uso extensivo de aceitunas, alcaparras, berenjenas y ajonjolí en guisos como el queso relleno y el poc chuc, son aportaciones de inmigrantes de Medio Oriente en los siglos XIX y XX.
Un poco menos conocidos pero igual de deliciosos son el kafta: alambre de carnero en seco o entomatado; el shixbara: exquisito platillo de yogurt natural agrio mezclado con especias y carnero sobre canapés; los eftoyers: empanadas de harina rellenas de acelgas o arroz con carne. También hay diversidad de salsas, entre ellas las de berenjena, garbanza, ajo y el tradicional labné elaborado con yogurt natural reposado. La repostería es quizá la aportación más sobresaliente: los mamules y los dedos de novia, elaborados principalmente con nueces, almendras y piñones, vinieron a hacer la fiesta en una mesa donde el postre consistía de fruta unicamente.
Ahora, si tomamos en cuenta que cuando los españoles llegaron a tierras mexicanas traían ya 800 años de influencia árabe, tendremos que considerar que la mayor parte de las hortalizas y especias, así como algunos cítricos que trajeron consigo, a su vez fueron importados por los árabes a la península ibérica. Por lo tanto las cocinas mexicanas, en especial la yucateca, tienen profundas raíces tanto en las selvas mayas como en los desiertos de medio oriente.
Cuando usted venga a Yucatán no podrá dejar de admirar los sitios arqueológicos ni las ciudades coloniales, tampoco podrá evitar sentir hambre. Permita que los sabores le cuenten una más de las historias secretas de Yucatán: la de sus inmigrantes.
El General Cantón y su Palacio
A partir de entonces el general Cantón contó con el reconocimiento de Porfirio Díaz y ganó popularidad en el estado como parte de la fracción conservadora, llegando a ocupar la gubernatura en dos ocasiones entre 1898 y 1902. Gracias a la visión progresista (aunque etnocentrista) del Porfiriato, el mercado nacional se abrió a la inversión y tecnología extranjeras, y el general Cantón pudo invertir parte de su fortuna en la construcción de una línea ferroviaria entre Valladolid, Mérida y Progreso para transportar henequén y otros productos de exportación.
Al término de su mandato el general Cantón se retiró y decidió vender su ferrocarril para construirse una pomposa residencia en un área moderna y elegante de reciente creación en la ciudad de Mérida. Durante el Porfiriato la moda era “europeizar” a México, por lo que encargó el diseño y construcción a arquitectos y contratistas italianos, quienes concibieron la residencia en un estilo beaux arts ecléctico que estaba causando furor en Europa. Todos los materiales y detalles para su decoración fueron traídos del viejo continente, incluso el primer elevador de la península, de diseño y fabricación alemana.
El general Cantón falleció en 1917 y heredó la residencia a sus descendientes, quienes la vendieron al gobierno yucateco en 1932 para solventar su difícil situación económica durante la decadencia del henequén. Primero funcionó como escuela y luego como residencia de los gobernadores de Yucatán, pero desde 1966 el edificio lo ocupa el Museo Regional de Antropología e Historia, que contiene una importante colección de arte prehispánico Maya.
Por su belleza y magnificencia no pocos la han llamado palacio, pero dejando a un lado las definiciones, es indudable que la Casa de Cantón es la joya del aire aristocrático que la blanca ciudad de Mérida tiene.
El general Francisco Cantón Rosado nació en Valladolid, Yucatán en 1833 en el seno de una acaudalada familia propietaria de haciendas ganaderas. Quizás motivado por proteger sus tierras de la insurgencia Maya en el sur de la península, tomó la carrera de las armas y participó destacadamente en la ocupación de Chan Santa Cruz (hoy Felipe Carrillo Puerto en el estado de Quintana Roo), acción con la que el gobierno federal logró extinguir la resistencia Maya en la llamada Guerra de Castas.
Museo Regional de Antropología
El Museo Regional de Antropología ofrece a sus visitantes una visión completa de la civilización Maya con muchos artefactos de los sitios arqueológicos circundantes. Se considera que tiene una de las colecciones más importantes acerca de la cultura Maya precolombina en la península de Yucatán. El museo provee un gran preámbulo a la visita de los sitios. Usted aprenderá acerca de la vida diaria de de los Mayas, incluyendo la evolución de la sociedad Maya: producción, comercio, guerra, escritura y calendarios, arquitectura, costumbres, rituales y funerales.
Vale la pena visitar el museo por el palacio donde se encuentra. Construído a principios del siglo XX, este palacio es una de las casas más hermosas en Mérida.
Se encuentra en el Paseo de Montejo, la principal avenida de Mérida. El museo se conoce como Palacio Cantón, por el nombre del arquitecto que construyó esta maravilla a principios del siglo XX. Puede llegar al museo fácilmente desde cualquier hotel en el centro de Mérida usando un taxi o simplemente disfrutando una corta caminata bajo las frondosas calles hasta llegar al Paseo de Montejo.
Si planea visitar el Museo Regional de antropología en domingo, la entrada es gratuita pero abre de 8:00 a.m. a 2:00 p.m. Cierra los lunes.